Lexus ha presentado en el Salón de Pekín una actualización de su berlina media, el IS 300h que lanzara al mercado en 2013, apostando por una mecánica híbrida para competir con los alemanes. Esta actualización no afecta a los motores, cuya gama se mantiene intacta, sino más bien a algunos cambios sutiles en las ópticas, tanto delanteras como traseras, y en los paragolpes. Y es, precisamente en la modificación de los faros delanteros, donde han fallado.
Desde hace algunos años, la filial de lujo de Toyota se ha caracterizado por unos diseños de bastante llamativos, con líneas rectangulares y puntiagudas que llegan a parecerse a poliedros irregulares, alejadas de los trazos curvos predominantes en otras marcas. Los coches de Lexus podrás gustar o no, pero no dejan a nadie indiferente. Personalmente creo que son espectaculares y aportan algo diferente en un mercado caracterizado por el conservadurismo y el continuismo, algo a lo que más fabricantes intentan parecerse.
Los restyling son frecuentes en las marcas y, normalmente, suelen sentar bien. Pero no ha sido el caso del Lexus IS. El cambio más notable afecta a las ópticas delanteras, perdiendo ese diseño tan original, con esa base ondulada del faro, por otro más cuadrado, más “normal”, más alemán.
De esta manera el frontal del IS pierde algo de fuerza y, sobre todo, la originalidad a la que nos acostumbra la marca nipona. A veces, es mejor no tocar nada, no siempre se acierta.